viernes, 28 de mayo de 2010

ANALFABETOS VISUALES

ANALFABETOS VISUALES




Vivimos en la era de la comunicación visual. En la última centuria el ser humano se ha dotado de numerosos inventos que posibilitan esa comunicación: televisión, ordenador, fax, satélites, etc. Artilugios que hacen posible transmitir y recibir imágenes casi en tiempo real.

Esa profusión de medios técnicos, que en teoría facilitan una mayor información y conocimiento sobre el lenguaje visual, contrasta, paradójicamente, con el generalizado analfabetismo visual que profesamos en nuestra sociedad.

Esta afirmación que a bote pronto puede parecer un poco subida de tono, puedo constatarla diariamente en mi actividad como educador en materia plástico-visual en numerosos centros educativos. Nuestros discentes, a niveles de once, doce, trece y más años, saben muy bien manejar un ordenador, mantener una video-conferencia con sus antípodas o el nombre en inglés del último video juego de moda pero, al mismo tiempo, desconocen las palabras y el significado de icono, analogía o información objetiva, por poner algunos ejemplos.

Puestos a buscar “culpables” de esa ignorancia visual, sería muy fácil citar a docentes y educadores como principales responsables de ese estado de cosas. Pero, aunque toda la sociedad, por error u omisión, gozamos del mismo nivel de desidia en esta materia, no son los educadores a nivel individual, sino los políticos y los tecnócratas del ministerio de turno quienes a través de sus continuas y desafortunadas reformas educativas, realizan sin éxito continuos cambios que ignoran la educación visual.

Hoy por hoy, la educación plástico-visual continua siendo una “materia residual” en los planes de estudio, una denostada “maría” que por no tener, no tiene educadores preparados para impartir los escasos minutos concedidos en el currículo escolar.

Es de sospechar que detrás de todo esto existe “algún poder” al que no le interesa cambiar ese estado de cosas. Algún grupo oligárquico al que le resulta más rentable la existencia de una población ignorante en materia de comunicación visual porque, de ese modo, podrán seguir manipulando la información, seguirán teniendo dóciles consumidores para su causa consumista y engordar consecuentemente sus “vacas suizas”. No existe, además, ningún frente crítico ante esas imposiciones visuales que originan en gran medida males como el consumo de drogas llamadas tabaco o alcohol, o ese otro ideal estético de “esqueletos vivientes” origen de la anorexia y la bulimia y un largo etcétera difícil de condesar en este espacio. Una manipulación visual causante también de hacernos vivir en un frenético ir y venir de mensajes visuales que frenan nuestra capacidad de distinguir entre la realidad de la imagen y la imagen de la realidad.

Sí, evidentemente, la invención de aparatos que permiten la reproducción y transmisión de imágenes en movimiento inauguró la era de la “comunicación visual” y posibilitó con ello innumerables avances científicos y tecnológicos, pero por otro lado, la ignorancia visual y el mal uso de esos medios, permiten la propagación de un culto voyeurista a las imágenes de un nuevo ser, el “Homo Telespectador”: manipulado, seducido e ignorante de los verdaderos fines de todo ese empacho visual.


Mingos Teixeira

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